La Vida Transformada – Parte 7 – 6 Motivaciones Para Soportar el Sufrimiento
(English Version: “6 Motivations to Endure Suffering”)
Romanos 12:12b nos manda a ser “pacientes en la aflicción”. No es nada fácil. Sin embargo, puesto que la Biblia nos llama a someternos a este mandato, es posible hacerlo con la ayuda del Espíritu Santo, quien nos capacita para obedecer todos los mandamientos de Dios, incluido este.
La palabra “aflicción” se usaba para describir el prensado de las uvas en la elaboración del vino, al que se aplicaba una gran presión. Y la palabra “paciente” tiene la idea de mantenerse firme, resistir o perseverar. Estas palabras transmiten la idea de “mantener la calma incluso bajo una presión intensa”.
Por lo general, cuando nos enfrentamos al sufrimiento, respondemos de una de estas tres maneras:
(a) Tomar un atajo si es posible
(b) Soportar con una actitud negativa porque no podemos evitarlo
(c) Perseverar con paciencia y esperar a que Dios intervenga en su tiempo y a su manera.
Mi oración es que siempre elijamos la última opción. Al hacerlo, no solo demostraremos obediencia a este mandato de Romanos 12:12, sino que también permitiremos que el Espíritu nos transforme para ser más como Jesús, ya que Él soportó todo sufrimiento con paciencia y glorificando a Dios. ¿Pero cómo lo lograremos? Analizando seis motivaciones que nos ayudarán a sobrellevar todo tipo de sufrimiento.
Motivación #1 El sufrimiento nos quebranta para que busquemos a Dios con más ahínco en la oración.
El sufrimiento revela nuestra verdadera debilidad y nuestra profunda necesidad del Señor. Nos despoja de confiar en nosotros mismos para nuestra liberación, lo cual no es más que orgullo, y nos impulsa a clamar a Dios por ella. De hecho, la siguiente frase en Romanos 12:12 es una invitación a la oración. Pablo clamó a Dios en oración por su aguijón en la carne (2 Corintios 12:7-8). El sufrimiento de Job lo quebrantó y lo acercó a Dios. Lo mismo sucede con nosotros. El sufrimiento tiene el poder de quebrantarnos y, por lo tanto, de acercarnos a Dios en oración.
Dos hermanos jugaban junto a un estanque. Para su asombro, el menor, que había puesto su barquito de papel a flotar, vio que se alejaba. El mayor, al darse cuenta, empezó a tirar piedras que, al caer, crearon ondas que finalmente acercaron el barquito a la orilla para que el hermano menor pudiera recogerlo. De la misma manera, Dios se sirve del sufrimiento para acercarnos a Él en la oración.
¿Nos ha quebrantado Dios ya? Si es así, ¿somos más compasivos tras nuestra prueba? ¿Nos acercamos más a Dios en la oración? Si no es el caso, podemos empezar de nuevo. Podemos aprender a ver nuestro sufrimiento como el medio que Dios utiliza para quebrantar nuestro orgullo y acercarnos a Él. De lo contrario, nuestro sufrimiento será en vano.
Motivación #2 El sufrimiento demuestra la autenticidad de nuestra fe.
1 Pedro 1:6-7 dice: “En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;”. Nuestra respuesta ante el sufrimiento revela la naturaleza de nuestra fe.
En Marcos 4:17, Jesús nos dice que cuando “cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan y caen (es decir, los falsos creyentes)”. Sin embargo, Jesús también dijo que los verdaderos creyentes son aquellos que “dan fruto con su perseverancia” (Lucas 8:15). En otras palabras, ante el sufrimiento, los falsos creyentes se rinden, mientras que los verdaderos perseveran, demostrando así la autenticidad de su fe.
¿Cómo respondemos ante el sufrimiento? Si no lo afrontamos con paciente perseverancia debemos empezar de nuevo. Necesitamos ver el sufrimiento como un medio que Dios utiliza para poner a prueba nuestra fe y discernir si es genuina o no. Solo la fe probada es digna de confianza. El amor de Dios no nos libra de las pruebas, sino que nos acompaña en ellas.
Motivación #3 El sufrimiento nos ayuda a ser más compasivos con los demás que sufren.
Por naturaleza, somos personas que siempre andamos con prisas y no tenemos mucho tiempo para ocuparnos de los problemas ajenos. Sin embargo, experimentar el sufrimiento nos ayuda a detenernos y dedicar tiempo a los demás: a escucharlos y a llorar con ellos si es necesario. Además, estamos mejor preparados para consolar a otros. Sabemos lo que se siente porque lo hemos vivido.
En 2 Corintios 1:3-4, Pablo nos invita a alabar a Dios, a quien también se le llama el “Padre de misericordias” y “Dios de toda consolación” porque “nos consuela en toda tribulación nuestra.” Pero Pablo no se detiene ahí. Continúa explicando el propósito de la consolación de Dios: “el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios.” ¡El consuelo que recibimos al sufrir es para consolar a los demás!
Una misionera en Pakistán escribió estas palabras:
Hace muchos años, mientras mi esposo Frank y yo vivíamos en Pakistán, nuestro bebé de seis meses falleció. Un anciano punjabi, al enterarse de nuestro dolor, vino a consolarnos. “Una tragedia como esta es similar a sumergirse en agua hirviendo”, explicó. “Si eres un huevo, tu aflicción te endurecerá y te volverás inerte. Si eres una patata, emergerás suave y flexible, resistente y adaptable”. Quizás le parezca extraño a Dios, pero ha habido ocasiones en las que he orado: “Señor, déjame ser una patata”.
Aprendamos del sufrimiento y del consuelo que recibimos después para tener un corazón más tierno y dedicar tiempo a ser una bendición para quienes sufren. Aprendamos a dar tiempo a lo importante, a lo que realmente importa en la vida. Aprendamos a ser un canal del consuelo de Dios para los demás. Hemos recibido gratuitamente el consuelo de Dios; debemos compartirlo con los demás con generosidad.
¿Hacemos eso? ¿Nos ha llevado nuestro sufrimiento a ser más compasivos y amables con quienes sufren? ¿Dedicamos tiempo a acompañar a quienes sufren? ¿A animarlos y atender sus necesidades? Si no, podemos empezar ahora. Podemos ver nuestro sufrimiento como el medio que Dios utiliza para convertirnos en una bendición para los demás. De lo contrario, estamos desperdiciando nuestro sufrimiento.
Motivación #4 El sufrimiento nos ayuda a madurar en la fe.
Romanos 5:3 nos dice que “el sufrimiento produce paciencia.” Santiago 1:3 nos recuerda que “la prueba de vuestra fe produce paciencia.” El sufrimiento expone y elimina aquello que obstaculiza nuestro crecimiento espiritual. Así es como Dios nos hace madurar en la fe.
Se cuenta la historia de una señora que visitó a un platero para aprender el proceso de refinamiento de la plata. El platero sostenía la plata con tenazas en medio del fuego y la observaba atentamente mientras explicaba el proceso. Dijo que, si la plata permanecía demasiado tiempo en el horno, se fundiría. Si permanecía muy poco tiempo, no perdería sus impurezas. Entonces, la señora preguntó: “¿Cuándo sabe que es el momento adecuado?”. Él respondió: “Cuando puedo ver mi reflejo completo”. Eso es precisamente lo que Dios está haciendo. Él sabe cuánto más debemos parecernos a Cristo con cada prueba y, hasta que lo logremos, nos mantendrá en el horno. Pero siempre nos observa. Así que, no nos preocupemos.
Solo quienes soportan el sufrimiento crecen espiritualmente. No hay otra manera. ¿Estamos madurando en nuestra fe con cada prueba? Si no, comencemos desde ahora. Debemos aprender a ver cada prueba como un medio que Dios usa para nuestro crecimiento espiritual. De lo contrario, esa prueba se desperdicia.
Motivación #5 El sufrimiento nos ayuda a buscar una mayor obediencia a los mandamientos de Dios.
El Salmo 119:67 dice: “Antes que fuera afligido, yo me descarrié, mas ahora guardo tu palabra.” Unos versículos más adelante, leemos también: “Bueno es para mí ser afligido, para que aprenda tus estatutos.” (Salmo 119:71). Los momentos de sufrimiento nos llevan a reflexionar profundamente sobre el pecado y las consecuencias de desobedecer la Palabra de Dios. Nos muestran cuán santo es Dios, cuán gravemente considera el pecado y cuán necesario es esforzarnos por obedecer todos sus mandamientos.
Un escritor relata un incidente histórico y hace algunas observaciones.
Existe una antigua leyenda griega sobre un soldado del comandante Antígono, quien padecía una enfermedad muy dolorosa que probablemente lo llevaría pronto a la tumba. Este soldado siempre era el primero en obedecer, lanzándose al fragor de la batalla, como el más valiente de los valientes. Su dolor lo impulsaba a luchar para poder olvidarlo; y no temía a la muerte, porque sabía que, en cualquier caso, no le quedaba mucho tiempo de vida.
Antígono admiraba profundamente el valor de su soldado, y al descubrir su dolencia, lo hizo curar por uno de los médicos más eminentes de la época. Desde ese momento, sin embargo, el guerrero se ausentó del frente de batalla. Ahora buscaba la tranquilidad; pues, como les comentó a sus compañeros, tenía algo por lo que valía la pena vivir: salud, hogar, familia y otras comodidades, y no arriesgaría su vida ahora como lo había hecho antes en batallas anteriores.
De igual modo, cuando nuestras dificultades son muchas, la gracia de Dios suele infundirnos valor para servirle. Sentimos que no tenemos nada por qué vivir en este mundo y nos impulsa la esperanza del mundo venidero. Nos sentimos inspirados a mostrar celo, abnegación y valentía por Cristo, pero ¡cuántas veces sucede lo contrario en tiempos mejores!
Cuando estamos en la cima de la montaña, entonces las alegrías y los placeres de este mundo nos dificultan recordar el mundo venidero. Entonces tendemos a caer en una gloriosa comodidad. Amado, no permitas que los lujos y las emociones de este mundo te vuelvan apáticos hacia las cosas de Dios y frenen tu crecimiento espiritual.
¿Nos ha llevado nuestro sufrimiento a obedecer más la palabra de Dios? Si no, podemos empezar de nuevo. De ahora en adelante, podemos ver cada prueba como un medio que Dios utiliza para ayudarnos a obedecer sus mandamientos con mayor diligencia.
Motivación #6 El sufrimiento fortalece la esperanza de nuestra futura glorificación.
La frase anterior en este mismo versículo de Romanos 12:12 dice: “gozándoos en la esperanza.” La esperanza a la que se refiere es la de nuestra futura glorificación, cuando recibamos cuerpos nuevos y resucitados. Y Romanos 5:3-4 vincula nuestro sufrimiento con el fortalecimiento de nuestra esperanza, en particular “en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:2), lo cual se relaciona nuevamente con el momento en que recibamos cuerpos nuevos cuando Cristo regrese.
Los creyentes perseguidos anhelan el regreso de Cristo más que quienes no sufren mucho. ¿Por qué? Porque su esperanza de ser glorificados es tan intensa que piensan en ello constantemente, y sabiendo que solo sucederá con el regreso de Cristo, mantienen ese anhelo. A menudo, no anhelamos tanto el regreso de Cristo porque disfrutamos de tantas cosas buenas en la tierra que nos distraen del verdadero tesoro: el regreso de Cristo que trae consigo nuestra glorificación. Por eso, Dios usa el sufrimiento para quebrantar esas cosas buenas y así comenzar a anhelar el regreso de Cristo.
Debemos preguntarnos si las pruebas de la vida nos han llevado a desear parecernos cada vez más a Cristo y a anhelar su regreso. Si no es así, aún estamos a tiempo de empezar de nuevo. Debemos comenzar a ver los sufrimientos como los medios que Dios utiliza para fortalecer nuestra esperanza en la glorificación futura.
Reflexiones finales
Así pues, aquí lo tienen. Seis motivaciones que nos ayudarán a perseverar.
Motivación #1 El sufrimiento nos quebranta para que busquemos a Dios con más ahínco en la oración.
Motivación #2 El sufrimiento demuestra la autenticidad de nuestra fe.
Motivación #3 El sufrimiento nos ayuda a ser más compasivos con los demás que sufren.
Motivación #4 El sufrimiento nos ayuda a madurar en la fe.
Motivación #5 El sufrimiento nos ayuda a buscar una mayor obediencia a los mandamientos de Dios.
Motivación #6 El sufrimiento fortalece la esperanza de nuestra futura glorificación.
Podríamos añadir muchos más, pero estos son un buen punto de partida. Reflexionemos sobre ellos mientras atravesamos aflicciones y pidamos a Dios que nos ayude a perseverar con paciencia. Recordemos también que estos beneficios son solo para quienes perseveran con paciencia, no para quienes toman atajos y escapan del sufrimiento, ni para quienes lo soportan con una actitud pecaminosa de resentimiento hacia Dios y los demás.
A continuación, se presentan las alentadoras palabras del famoso pastor del pasado, J.C. Ryle, que pueden ayudar a sobrellevar el sufrimiento de una manera bíblica:
Debemos perseverar con paciencia, o jamás alcanzaremos nuestra meta. Quizás haya muchas cosas que no comprendamos, muchas que la naturaleza humana desee de otra manera, pero perseveremos hasta el final, y todo se aclarará, y los designios de Dios se demostrarán perfectos. No pienses en tener tu recompensa en la tierra, no te desanimes, pues lo mejor está por venir.
Hoy es la cruz, pero mañana la corona. Hoy es el trabajo, pero mañana la recompensa. Hoy es la siembra, pero mañana la cosecha. Hoy es la batalla, pero mañana el descanso. Hoy es el llanto, pero mañana la alegría. ¿Y qué es el hoy comparado con el mañana? Hoy son solo setenta años, pero mañana es la eternidad. Sean pacientes y mantengan la esperanza hasta el final.
Eso fue lo que hizo Jesús. Hebreos 12:1-3 dice: “1Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. 3Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón.”
Sigamos adelante. Concluyo este artículo con algunas citas alentadoras de cristianos famosos del pasado, cristianos que no fueron ajenos al sufrimiento, mientras que aprendemos a sobrellevar el sufrimiento de una manera que glorifique a Dios.
“Si Dios nos envía por caminos pedregosos, nos proporciona calzado resistente.”
“Ninguna fe es tan preciosa como la que vive y triunfa en la adversidad. La fe probada trae experiencia. Nunca habrías creído en tu propia debilidad si no hubieras tenido que pasar por pruebas. Y nunca habrías conocido la fuerza de Dios si no hubieras necesitado su fuerza para sostenerte.
“Puede que nunca sepas que Jesús es todo lo que necesitas hasta que Jesús sea todo lo que tienes.”
