Gracia maravillosa – Qué dulce el sonido

Posted bySpanish Editor December 17, 2024 Comments:0

(English Version: “Amazing Grace – How Sweet The Sound”)

Uno de los himnos famosos de la fe cristiana, si no el más famoso, es el escrito por John Newton titulado “Amazing Grace” (Gracia Maravillosa). John Newton, que una vez vivió una vida muy pecaminosa, encontró la gracia tan asombrosa que lo llevó a escribir este maravilloso himno tan familiar para los cristianos y también para muchos no cristianos.

Sin embargo, siglos antes de que John Newton escribiera este himno, las verdades de esta canción bien habrían resonado en un hombre que encontró la gracia en la última hora de su vida. De las siete declaraciones registradas del Señor Jesús, mientras estaba en la cruz, sus palabras de consuelo al criminal arrepentido: “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23:43) describe cómo este hombre encontró la gracia en la última hora. Estas palabras que salieron de los labios de Jesús han dado esperanza a muchas almas desesperadas.

Como se registra en Lucas 23:39-43, todo el incidente nos enseña que nunca es demasiado tarde para que un pecador arrepentido reciba la maravillosa gracia salvadora de Dios. Aprendamos algunas verdades sobre el arrepentimiento, la fe y su relación con la gracia salvadora como se revela en este incidente y luego veamos dos aplicaciones.

I. Las evidencias del falso arrepentimiento (39).

Al examinar las acciones del criminal impenitente, vemos dos características que demuestran un falso arrepentimiento.

1. Sin temor a Dios. “Y uno de los malhechores que estaban colgados allí le lanzaba insultos, diciendo: “¿No eres tú el Cristo”?” (Lucas 23:39). Aun en esta etapa, no temía a Dios. Muchos son como él. No importa cuánto Dios los humille a través de las circunstancias, no temen a un Dios justo, es decir, no le temen lo suficiente como para apartarse de sus propios pecados.

2. La atención se centra únicamente en las bendiciones terrenales. El ladrón impenitente continúa en Lucas 23:39: “¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!” No le importaba ser liberado de sus pecados. Su único objetivo era ser liberado de sus sufrimientos presentes. Muchos se parecen a este hombre. Vienen a Cristo sólo por algunos beneficios terrenales: problemas por resolver; relaciones por arreglar; aceptación por parte de los demás; recibir salud, riqueza y prosperidad. Sin embargo, todas estas no son las razones correctas para venir a Cristo.

II. Las evidencias del verdadero arrepentimiento (40-42).

En contraste, las acciones del criminal arrepentido revelan tres características que dan evidencia de un verdadero arrepentimiento.

1. Temor genuino de Dios (40). “Pero el otro le contestó, y reprendiéndole, dijo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena?” (Lucas 23:40). Según Mateo 27:44 y Marcos 15:32, ambos criminales inicialmente insultaban a Cristo. Sin embargo, el corazón de un criminal comenzó a ablandarse al observar las palabras y acciones de Jesús. La oración de Jesús también por sus enemigos: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34) había comenzado a obrar en su corazón. Todo esto llevó a un sano temor de Dios (Proverbios 1:7). Y esto resultó en que él se apartara de sus pecados.

2. Reconocimiento del pecado (41). “Y nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero este nada malo ha hecho.” (Lucas 23:41). El criminal arrepentido no culpaba a sus padres, a la sociedad ni a las circunstancias por sus pecados. Asumió toda la responsabilidad por sus pecados, como lo demuestran las palabras porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos”.

3. Confiar sólo en Cristo para la liberación (42). “Y decía: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”.” (Lucas 23:42). El arrepentimiento por sí solo no salvará a nadie. Aquellos que están genuinamente arrepentidos no sólo se apartarán de sus pecados sino que también reconocerán que sus propios esfuerzos no traerán la salvación. También confiarán únicamente en Jesús para el perdón de los pecados (Hechos 20:21). Y eso es precisamente lo que hizo este criminal arrepentido.

Note algunas verdades que surgen de su petición al Señor.

a. Creencia en la resurrección. A pesar de ver a Jesús en la cruz, creía plenamente que Jesús resucitaría de entre los muertos y regresaría algún día como Rey para establecer su reino. Sus palabras, “cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42), indican claramente esta verdad. ¡Una imagen de la fe verdadera!

b. Creencia en un juicio futuro. Sabía que en el futuro enfrentaría a Jesús como el Juez por sus pecados (Hechos 17:30-31). Por eso seguía diciendo: acuérdate de mí cuando vengas”.

c. No depender de las buenas obras para la salvación. No dijo: “Acuérdate de mis buenas obras”, sino “acuérdate de mí”. No confió ni un poco en sus propias buenas obras para la salvación. En cambio, dependió sólo de Jesús para salvarlo.

d. No enfocado en la liberación terrenal. No le pidió a Jesús que lo librara de la cruz (como lo hizo el otro criminal impenitente), sino solo que mostrara misericordia en la vida venidera.

III. Los resultados del verdadero arrepentimiento y la fe en Cristo (43).

La progresión natural del verdadero arrepentimiento y la fe en Cristo condujo a la recepción de la asombrosa gracia de Dios. Lucas 23:43 dice: “Entonces Él le dijo: “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.”” Mientras que el criminal arrepentido buscaba misericordia por un tiempo en algún lugar lejano en el futuro, recibió misericordia instantánea. No tuvo que hacer buenas obras ni soportar más castigos después de la muerte. Al contrario, se le concedió el perdón instantáneo, como indica claramente la palabra “hoy” (literalmente, este mismo día). No fue una promesa falsa de Jesús ya que Dios “no miente” (Tito 1:2). Sí, “Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo” (Rom 10:13), ¡y también inmediatamente!

Dos Aplicaciones

1. Nunca es demasiado tarde para recibir la gracia perdonadora de Dios.

El criminal arrepentido es el ejemplo clásico de esta verdad. Si nunca se ha arrepentido y confiado en Cristo, no lo posponga. Algunos de ustedes que lean esto pueden estar pensando: “Soy demasiado malo para ser perdonado”. Si es así, no se desespere. La sangre de Jesús tiene el poder de perdonar cada pecado. La cruz y la resurrección posterior garantizan la provisión y seguridad de Dios con respecto al perdón de TODOS nuestros pecados. Otros que lean esto pueden estar pensando: “Esperaré hasta el último minuto y luego arreglaré mi vida”. Los peligros de tal pensamiento son muchos:

a. Si no está dispuesto a renunciar a sus pecados ahora, ¿cuál es la garantía de que lo hará en el futuro? El corazón sólo se endurece con el tiempo.

b. No sabe cuándo morirá. Recuerde, un criminal murió en la cruz y sus pecados fueron transferidos a Cristo; el otro criminal murió en la cruz todavía en sus pecados. Un cristiano sabio escribió una vez: “Tenemos un relato de arrepentimiento en el lecho de muerte para que nadie tenga que desesperarse; tenemos sólo uno, para que nadie pueda presumir”.

2. Convertirse en cristiano no garantiza comodidades terrenales, pero sí una maravillosa vida celestial.

El criminal arrepentido no fue liberado de la agonía de la cruz a pesar de recibir el perdón de Jesús. En otras palabras, sus problemas terrenales no se resolvieron viniendo a Jesús. Sin embargo, como su esperanza estaba en la vida futura y no en la vida presente, aceptó con gusto su situación en la vida.

De manera similar, la verdadera esperanza de todo cristiano debe descansar en la vida venidera, cuando Dios “enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.” (Apocalipsis 21: 4). Debemos estar gozosamente “esperando nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.” (2 Pedro 3:13).

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