El llamado a seguir a Jesus

Posted bySpanish Editor September 10, 2024 Comments:0

(English Version: “The Call to Follow Jesus”)

Mateo 4:18-22: 18 Y andando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando una red al mar, porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres. 20 Entonces ellos, dejando al instante las redes, le siguieron.

21 Y pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, remendando sus redes, y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

El pasaje de arriba nos cuenta cómo Jesús reunió a sus discípulos aún mientras ellos vivían sus vidas normales como pescadores como lo indican los versículos 18 y 21. Al estudiar esta historia de Jesús, hay tres lecciones que podemos aprender.

Primero, nota que Jesús inicia el llamamiento.

En los días de Jesús, los rabinos típicamente no llamaban a que la gente los siguiera. Alguien interesado seguiría a un rabino por su propia iniciativa. Sin embargo, Jesús no es un rabino cualquiera, es el Dios soberano hecho carne. Por tanto, los llama, “Seguidme” (v.19). No era solamente una sugerencia, pero un mandato. Seguidme” o “vengan tras de mi” ese fue el llamado.

Y había un propósito más profundo a ese llamado el cual está mencionado en el mismo versículo, “yo os haré pescadores de hombres”. Por tanto tiempo han estado pescando peces vivos y matándolos para comida. Pero de hoy en adelante, por ser mis mensajeros ustedes pescarán a los que están muertos espiritualmente para darles vida espiritual al proclamar el evangelio. ¡Ese es el llamado! Pescadores ordinarios y sin educación fueron sus primeros mensajeros – ¡para llevar a cabo una tarea monumental!

Es increíble los hombres que escogió Jesús para ser sus representantes. Pero en eso encontramos la sabiduría de Dios. Su manera de pensar no es como la del mundo. Él llama a quien Él escoge para hacer el trabajo que les asigna.

Así que, esa es la primera lección que necesitamos aprender: el llamado para ser testigos de Jesús no empieza con nosotros. Empieza con Él. Él nos llama a ser sus testigos. Esto lo podemos encontrar en Hechos 1:8, “pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.”

El fallar en obedecer este llamado es pecado.

Segundo, fíjate como Jesús les asegura de su poder para completar este llamado.

La frase “yo los enviaré” tiene la idea de apoderamiento. Algunas versiones dicen “os haré pescadores.” Es la misma idea. No estarás operando en un vacío. Yo te daré el poder para realizar lo que te he llamado a hacer. Esa es la promesa de Jesús.

De la misma manera que Jesús les dio poder a sus discípulos en su tiempo, Él nos da el mismo poder para ser sus mensajeros. Por medio del poder del Espíritu Santo somos enviados a este mundo para ser sus testigos (Hechos 1:8). Por eso no tenemos que estar temerosos cuando obedecemos el llamado. Esa es la segunda lección que necesitamos aprender.

Tercero, fíjense que el resultado del llamado de Jesús fue caracterizado por la obediencia inmediata de los discípulos.

No hubo absolutamente ninguna duda en su obediencia. No dejaron que sus posesiones les detuvieran en seguir a Jesús. Mateo 4:20 dice “Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.” Tampoco dejaron que sus relaciones fueran un estorbo para seguir a Jesús. Mateo 4:22 dice: “Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.”

Una respuesta similar es a la que somos llamados a mostrar también-inmediata y de todo corazón. No podemos dejar que nuestras posesiones y relaciones impidan nuestra obediencia al llamado que nos da Jesús para ser sus testigos.

Por favor entiendan, esto no significa que debemos abandonar a nuestra familia y nuestro trabajo para seguirlo. Al contrario, el Nuevo Testamento claramente nos llama a amar y proveer para nuestra familia. El mismo Pedro luego serviría al lado de su esposa. Y Jesús aún sanó a su suegra mientras ella vivía con él. La idea es que no podemos dejar que la familia se interponga en seguir a Jesús.

El Nuevo Testamento también claramente nos llama a ser buenos empleados. Esto significa que algunos de nosotros somos llamados a brillar la luz del Evangelio en nuestro trabajo profesional. La idea es que no podemos dejar que nuestras carreras se interpongan en seguir a Jesús. Habrá ocasiones que Jesús quizá llame a alguien para ser su testigo en su carrera actual. O quizá habrá un llamado para hacer un cambio en la carrera, pero seguir siendo un testigo para Él. Y quizá en otra instancia, nos llamará a renunciar nuestra carrera secular para seguirlo.

Este es el punto de todas estas situaciones: Nuestra obediencia a Jesús debe ser tan sincera, que nada se interponga en el camino. Ese es la tercera lección que debemos aprender.

Los misioneros pioneros como William Carey y Hudson Taylor arriesgaron sus vidas, incluso las de sus familias, porque tomaron en serio el llamado de Jesús para ser sus mensajeros. Esa también debe ser nuestra actitud hacia nuestras posesiones. Jesús nos llama a que usemos nuestras posesiones no con el motivo de nuestros placeres. Al contrario, éstas son para proveer para nuestras necesidades y promover el evangelio.

Nuestras posesiones no deben poseernos. Debemos estar dispuestos a dejarlas ir. Debemos usarlas para promover la palabra de Dios. Ya sea que lo dejemos todo para ir a predicar el evangelio, o que lo usemos para mandar a otros. Incluso para alcanzar a los que nos rodean. La idea principal es esta: ¡Debemos siempre obedecer el llamado que nos da Jesús donde sea que estemos!

¿Estos discípulos sabían cómo iban a terminar sus vidas? En ese entonces no. ¡Pero por fe, lo dejaron todo y siguieron a Jesús! Sabemos por medio de la historia de la iglesia que Pedro y Andrés fueron crucificados. De acuerdo al libro de Hechos Herodes mató a Jacobo. De acuerdo al libro de Apocalipsis Juan fue encarcelado en la isla de Patmos. No fue un fin glorioso de acuerdo a estándares mundanos. Pero de acuerdo al estándar celestial, ellos vivieron una vida de éxito.

Luego, en este mismo evangelio Jesús dice “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.” (Mateo 10:39). También lo dijo de otra manera, “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.” (Marcos 8:35).

Estos discípulos perdieron sus vidas en este mundo para ganar el mundo que ha de venir. Pero, en el análisis final, ellos vivieron la mejor vida en la tierra- ¡con una obediencia fiel al llamado de Jesús! ¡Aunque hayan sufrido mucho! Y claro que ahora están viviendo la mejor vida, por toda la eternidad, a los pies de Jesús, experimentando toda paz y consuelo. No más lágrimas. No más tristeza. Solo gozo por toda la eternidad. ¡Pero primero vino la cruz, antes que la gloria!

La Biblia es muy clara en este aspecto. Seguir a Jesús significa morir a nuestros propios intereses y tener una búsqueda continua por Sus intereses.

Se cuenta la historia del Conde Zinzendorf, el fundador de la Fraternidad Moravia, que el vio la cruz y sus implicaciones por medio de un evento interesante.

En una capilla pequeña, cerca de sus fincas en Europa, había una pintura de Jesús pintada por un cristiano. Debajo de la pintura estaban las palabras, “todo esto hice por ti; ¿tú qué has hecho por mí?” Cuando Zinzendorf leyó esto, se quedó sin habla. Vio las manos perforadas, su frente sangrando, y su costado herido. Se quedo mirando y leyendo.

Pasaron horas. Zinzendorf no se podía mover. Al pasar el día, Zinzendorf se postraba, llorando con devoción dirigida al Él quien con su amor lo había conquistado. Ese día, salió de la capilla como un hombre transformado. Usó sus finanzas para trabajar a través de los Moravios, quienes habían influenciado al mundo por su interés y servicio misionero.

Mira, este es el tipo de cambio que pasa cuando el corazón de uno esta captivado por el amor de Cristo. Es ese tipo de amor que hace a alguien un cristiano primero y que los habilita a obedecerlo con amor ahora y por siempre.

Alguien conquistado por el amor de Cristo nunca renunciará a seguir tratando de obedecer sus mandatos. Seguirán el camino estrecho felizmente porque saben que es el único camino que los guiará a su hogar en el cielo. Ellos entienden que son llamados a brillar y dejar que el evangelio brille en el mundo oscuro que los rodea.

Pero ellos saben primero y ante todo que la luz de Jesús debe brillar primero en sus propios corazones. ¿Esto te ha sucedido a ti? ¿Has experimentado personalmente la convicción de tu propio pecado y vuelto a Jesús el Mesías quien, en amor derramó su sangre en esa cruz para pagar por los pecados? ¿Ha cautivado tu corazón el amor que Jesús tiene por ti?

Si es así, ¿cuál es tu respuesta a su llamado amoroso para salvación? Ojalá fuera un ¡sí! Y si sí es un “sí,” por favor entiende que Jesús aún te hace ese mismo llamado amoroso a servirle, “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.”

¿Cuál es tu respuesta a su llamado amoroso para servirle? ¿Es obediencia inmediata y continua como la de los discípulos que no dejaron que sus posesiones ni familia los impidiera? ¿O estás demasiado metido en tus posesiones, posición, o relaciones que te impiden ser un testigo eficaz de Jesús?

Si es así, hoy es el día para arrepentirse y pedirle a Jesús que te perdone y te ayude a ser un testigo fiel. Pídele que te enseñe a cómo usar tu posición, y a usar tus posesiones para compartir el evangelio de manera eficaz. Pídele que te ayude a ponerlo por encima de tus relaciones. Recuerda, Él es tu Creador. Él es tu Redentor. Solamente Él murió por ti. Por tanto, ¡el merece tener el primer lugar en tu vida!

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